Ellas, diosas inconmesurables no entienden la pasión descerebrada que envuelve a sus maridos durante el mundial, sólo lo ven mimetizados, anquilosados en el sofá como si fueran parte del decorado, con la barba hirsuta, los ojos esquizoides, la copa manchando de aureolas la mesita frente al televisor, las cenizas del cigarro que ya formaron un contrapiso…
Ellas los ven así, expuestos ante la barbarie de veintidós piernas peludas corriendo tras el “orgasmicogol” en el cual depositan la testosterona y las ganas de ser ellos los protagonistas del éxtasis de la multitud, que como pocas veces es una sola cosa, no hay ricos ni pobres, ni status, ni diferencias. En ese momento, en esa tribuna, todos se abrazan con todos como si la estupidez humana se tomara un recreo en su afán de diferenciarse.
Y entonces ellas, con justa razón y conmovidas ante tanta secular adoración de sus cónyuges por esta enfermiza pasión, comprenden que sólo les queda disfrazarse durante el mundial como Ribery, Tévez o Messi y aprovechar y abrazar a ese maldito loco hasta en los saques de arco, no sea cosa que por no comprender la curativa enfermedad que produce el fútbol en estos niños barbados…no aprovechen para entender que cuando una mujer se casa con un hombre se casa con un futbolista frustrado y que la frase completa es y será: “contigo pan y cebolla y….¡Fútbol!”
Un mes entero sin sexo!
Y a pocos días del mundial, ellas observan impávidas el enfermizo amontonamiento de revistas deportivas, la cantidad “alpédica” de almanaques con el fixture de los partidos por toda la casa, lo escucha hacer planes con amigos para ver tal partido… Entonces ellas saben que han sido desplazadas por la ferviente religiosidad del fanatismo futbolero, han sido reemplazadas por el silbato y las vuvuzelas, por el césped que siempre quisieron tener en el patio, por esa efervescente revolución circular, en fin, notan ellas que han sido reemplazadas hasta por… ¡Mascherano!
¡Mas no os resignéis! Ese pobre individuo que con los ojos eyectados no abandona el control ni a sol ni a sombra, es el mismo que la cautivó hace tiempo, en las plazas de invierno con malos poemas y buenos abrazos, es el mismo, aunque hoy parezca un primate, que el que le llevaba rosas de Flores Lito para agasajarla, ¡con ese mismo brazo que hoy aferra férreamente los diarios deportivos!
¡Hasta los hoteles alojamientos pusieron televisores para ver el mundial!
Yo la comprendo querida, ricura o doña, ¿cómo competir en igualdad de condiciones en esos momentos de efervescencia hormonal cuando el árbitro pita un penal en contra, ¡hay cosas que es imposible de que vuelvan a su lugar!
Devórame otra vez
Una amiga me contaba: me la paso recorriendo sus músculos flaccidosos, sus recónditos bíceps extraviados por tantos asados, extremando lo leído, poniendo en práctica lo escuchado, mientras este infame troglodita me empuja de encima de él cada vez que Messi encara hacia ese gol que no fue el nuestro.
Yo la comprendo, antes de casarse deben preguntarle a ese adonis irredento una sola frase: ¿te gusta el fútbol? De ser así sepa que en estas épocas de adicciones lo perderá irremediablemente, se le escurrirá de las manos como jabón de baja espuma, ¡resígnese es sólo un mes! -si el equipo sigue ganando-, de lo contrario prepárese para ver e imaginar –más allá de los años actuales- a un viejo agreta jurando matar a Heinze cuando lo cruze en la calle.
¿Comeremos perdices?
En fin, algunas encuestas hechas por Mariano Grondona y Chiche Gelblung creen que una de las causas de que cada vez haya más matrimonios gays es que uno tiene con quien compartir la formación de los equipos de primera, pero no está del todo comprobado. ¡Cosas del indec!
Yo sólo puedo humildemente –desde mi parte femenina- compartir un consejo: más que odiarlos y hacérselo notar, ¡compréndalo!, hágase amiga de su locura, siéntese junto a él y, mate en mano, alabe la capacidad de Ronaldo, los pases de Kaka, los glúteos de Drogba!!! Comparta con él su irracional mundo pelotero, como yo aprendí a compartir las telenovelas, me miré Xica da Silva y El Clon ¡de punta a punta!
Para congraciarme con mi mujer conozco de Malparidas, Botineras y Herencia de amor, debo confesar que me subyugaron algunas heroínas bien portentosas, aunque es preciso reconocer también que me sentí bastante atraído por algunos “adónicos” galanes… ¡Qué va a hacer, últimamente uno es lo que ve, y lo que le quieren hacer ver por televisión!
Entre el cielo y la tierra
Por eso queridas amigas, hagamos el amor y no la guerra, quien dice que, si el equipo gana y juega bien, el troglodita no se ponga cariñoso y creativo. Quien le dice que gracias a una buena tarde de fútbol pueda pasar una maravillosa noche de pasión, porque las pasiones y las emociones son como la sangre que nos recorre. Y todas ustedes saben bien –mucho mejor que todos nosotros, los hombres- que hay pocas cosas que hacen que la sangre no llegue a la cabeza y a la razón. Una es el fútbol. la otra es…. ¡Vamo´ , vamo´, argentina… vamo´ a vamo‘ a ganar!
PD: Aprovecho para repetirle a mi madre, con la que vi el partido de argentina y gritaba los avances de Nigeria, ¡Mamá!...¡los morochos no son los nuestros!
Jorge "aleman" Azpiroz
Especial para Diaro La Opinión
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